
Nada hay más molesto que la dorada y ocre luz de otoño. Cae sobre el cutis impiadosa, revelando hasta los años que no tenemos. Aprovechen las anchísimas veredas de La Plata y pónganse a cubierto con este cómodo sombrero. Demás está decir que se complementa con un par de oscurísimos anteojos. Espero verlas imponiendo esta moda. No me defrauden.
no sé, me preocupa dónde guardarlo, mi placard desborda (de porquerías varias, maquéglamourrrrrrr)
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