miércoles, 23 de marzo de 2011

Grand Guignol




Hacia 1894, a un tal Oscar Méténier se le ocurrió abrir en París, al fondo de un pasaje en el barrio de Pigalle -20, rue Chaptal-, en lo que había sido una capilla desafectada, una pequeña sala (293 localidades) a la que bautizó Grand-Guignol, dedicándola al cultivo del horror. Explotaba la curiosidad morbosa, común a casi toda la humanidad, por los excesos del crimen y la violencia cuando se los puede contemplar desde una cómoda butaca, sin real peligro pero experimentando el escalofrío de la proximidad.


Méténier se especializó en ofrecer espectáculos de un verismo alucinante, pródigo en torturas, mutilaciones y litros de sangre de utilería, con la ayuda de un prolífico autor llamado André de Lorde, responsable, entre 1901 y 1926, de un centenar de obras en colaboración con el psiquiatra Alfred Binet. El escenario predilecto era un manicomio, donde internados y profesionales se entregaban a toda clase de tropelías, como lo testimonian algunos títulos: El laboratorio de las alucinaciones, Un crimen en el manicomio, La horrible pasión demencial . Etcétera. Cada uno de los sucesores de Méténier se esmeró en perfeccionar técnicamente los horrores perpetrados en el escenario, cuya víctima predilecta fue una actriz, Paula Moxa, apodada "la mujer más asesinada del mundo", quien entre 1917 y 1930 fue (dice la estadística) 10.000 veces sacrificada de 60 maneras distintas de sadismo, y 3.001 veces violada.


La publicidad del Grand-Guignol aseguraba que no menos de dos espectadores (mujeres, sobre todo) se desmayaban por noche

Fragmento del artículo "El teatro de los horrores" de Ernesto Schoo

4 comentarios:

  1. Fascinante! (y ahora decime vos de quién hemos escuchado este calificativo millones de veces desde nuestro sillón enfrente de la tele)

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  2. No lo puedo creer!
    El Sr. Spock!
    Viaje a las Estrellas, la serie y las diez mil películas!

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  3. Pedía una pista, no que me tirara con la respuesta por la cabeza. Y, bueno, que se le va a hacer, soy medio lento de entendederas y de memoria perezosa.

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