Bette Davis era una chica Utilísima. Cocinaba, cuidaba el jardín y era habilidosa con las manos. En las horas muertas entre filmaciones de escena y escena, cosía, tejía, hacía crochet y bordaba. Tenía también un humor ácido como mermelada de pomelo. Ya grandecita, nos da una muestra de sus virtudes. En el almohadón bordado por ella misma se lee: En la vejez no tienen cabida los maricones.
Un varieté emocional con poemas, canciones, desnudos (para que todo no sea tan intelectual), artículos (la vida es un recorte y peque), pensamientos (cuando los haya), etc. Un cambalache descerebrado y jubiloso. Un bazar azaroso y desastrado. Se ruega entrar, pasear y comentar.
sábado, 26 de febrero de 2011
Humor estelar
Bette Davis era una chica Utilísima. Cocinaba, cuidaba el jardín y era habilidosa con las manos. En las horas muertas entre filmaciones de escena y escena, cosía, tejía, hacía crochet y bordaba. Tenía también un humor ácido como mermelada de pomelo. Ya grandecita, nos da una muestra de sus virtudes. En el almohadón bordado por ella misma se lee: En la vejez no tienen cabida los maricones.
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