jueves, 17 de febrero de 2011

Dos potencias se saludan



El maestro Ingmar Bergman le inspecciona las fauces al tiburón de Spielberg. Parece raro, pero no ilógico si se lo piensa un poco. Tiburón es un gran entretenimiento, pero también una parábola sobre la esencia del mal, el sentido del destino y la ausencia o presencia de Dios; temas de lo más Bergmanianos. Recordemos que en la caza del tiburón, fracasan la ciencia (Richard Dreyfuss), la experiencia (que también puede leerse como la tradición o la religión, representada por Robert Shaw), y triunfa el sentido común del hombre medio (Roy Scheider). La premisa puede discutirse, pero que es estimulante, es estimulante...

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