Un varieté emocional con poemas, canciones, desnudos (para que todo no sea tan intelectual), artículos (la vida es un recorte y peque), pensamientos (cuando los haya), etc. Un cambalache descerebrado y jubiloso. Un bazar azaroso y desastrado. Se ruega entrar, pasear y comentar.
domingo, 4 de septiembre de 2011
Nacha - Tita
El domingo pasado volví a ver Tita, una vida en tiempo de tango y me gustó mucho más que la primera vez. Quizá porque ya no le pedía que fuera Eva, el gran musical argentino. Eva es un hito culminante y tal vez irrepetible del teatro argentino. Por la maestría del libro de Pedro Orgambide, la exquisitez de la partitura de Alberto Favero y por la magnificencia de la puesta y actuación de Nacha Guevara. Tita no es perfecta como Eva, pero a pesar de sus peros (un libreto no siempre elocuente, un elenco muy desparejo y algunas decisiones estéticas discutibles) es valiosa a su modo. Porque Nacha, como puestista, logra algunas imágenes expresivas, certeras y poderosas; porque los arreglos de Favero son bellísimos (incluso con el superlativo me quedo corto, de la primera a la última nota, el oído es acariciado como pocas veces en el teatro; aunque fragmentariamente lo que digo puede comprobarse en el video que sigue) y porque Nacha, como intérprete, es una fuerza de la naturaleza, un verbo encarnado, una bestia escénica arrolladora, deslumbrante y conmovedora. Y porque hay un momentito sublime que justifica el espectáculo y compensa los peros: “Dónde hay un mango, viejo Gómez”. Conjuga un arreglo musical muy original, una coreografía deliciosa y una salida de escena como en una película de Carlitos Chaplin. Un dechado de talento y creatividad, el numerito.
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