Según la definición del Diccionario de Términos Teatrales de Martin Esslin, un show-stopper es una actuación (una canción, un momento cómico o dramático) de excelencia que provoca que el espectáculo literalmente se detenga y haya que esperar que el público deje de ovacionar y se calme. Una buena comedia musical tiene sus show-stoppers, pero hay veces, muy pocas, muy raras, en que el show-stopper se transforma en un milagro. Un momento sublime en que la enforfina se derrama como un chaparrón, las convenciones del rito teatral se desdibujan y por un par de minutos la obra ya no es una obra, es una fiesta. Durante largas temporadas en el West End y en Broadway, Robert Lindsay logró el milagro con este número (como se verá la participación del elenco no es nada menor).
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